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No robaras.

 EL CHINO Y EL RELOJ.                                                                                                                          Cierto misionero en china, fatigado por el calor, penso en tenderse en una hamaca y por no dormir demasiado puso su despertador a la hora que deseaba ser despertado.                  Cuando empezaba a dormirse, llamaron a la puerta y se presento un chino mandarin con el que tenia desde algun tiempo una controversia sobre el pecado.

De nuevo el chino trato de afirmar que ni el ni nadie  en su familia tenian pecado. El Misionero paciente se sento en la hamaca y procuro explicarle la verdad biblica del pecado universal aunque inutilmente.

De pronto otro visitante llamaba a la puerta. El misionero salio y como tardo mucho en volver, , el chino se fijo en el reloj, recordo cuando deseaba su esposa tener uno igual y sin pensarlo mucho lo tomo y se lo escondio en la ancha manga de su tunica.

Cuando volvio el misionero noto la falta del reloj, pero no dijo nada. Siguio la conversacion, biblia en mano, pero el chino le dijo que volveria otro dia porque no se podia quedar mas tiempo.

El misionero le entretuvo un poquito y de pronto el despertador empezo a sonar dentro de la manga del mandarin como el misionero esperaba y le dijo al chino disimulando que sera esto?yo no sabel…acaso un mal espilitu que se me ha metido en la manga.  Venga..Venga yo se lo sacare le dijo el misionero . Y quieras que no le saco el despertador que luego se lo puso frente a los ojos al chinito.

Despues le dijo: Espere voy a leerle un texto de mi biblia: Sabed que os alcanzara vuestro pecado.

Muchas formas de robar                                                                                                 Hay muchas formas de robar; por ejemplo, hacerle trampas a alguien o aun atrasarse en pagarle a alguien lo que se le debe: “No hurtaréis, y no engañaréis ni mentiréis el uno al otro. No oprimirás a tu prójimo, ni le robarás. No retendrás el salario del jornalero en tu casa hasta la mañana” (Levítico 19:11, 13).

El apóstol Santiago advirtió fuertemente a los ricos que oprimían a sus trabajadores y al pobre: “Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros. He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza” (Santiago 5:2-5).

Las compañías procuran robar de la gente por medio de publicidad engañosa y productos y servicios de mala calidad. Los empleados pueden robar de sus patrones al perder el tiempo o hacer cosas personales durante su tiempo de trabajo.

Gente perezosa puede tratar de tomar ventaja de la bondad de otros; esto motivó que el apóstol Pablo escribiera: “Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entrometiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan” (2 Tesalonicenses 3:10-12).

Obtener es lo opuesto de dar

El octavo mandamiento protege la propiedad personal y nos enseña a respetar la propiedad de otros. Más que eso, en su intento espiritual este mandamiento contrasta dos caminos de vida: obtener y dar.

Consideremos cómo el apóstol Pablo describe lo opuesto de robar: “El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad” (Efesios 4:28).

La Biblia elogia repetidamente las virtudes de dar. Consideremos estos pasajes:

  • “Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene que comer, haga lo mismo” (Lucas 3:11).
  • “Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses” (Mateo 5:42).
  • “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:7).

Jesucristo resumió los beneficios del camino de Dios de esta manera: “Mas bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35).

El octavo mandamiento está registrado en Éxodo 20:15: “No robarás”. La Biblia describe muchas formas de robar que debemos evitar.

Se han promulgado muchas leyes humanas para proteger las posesiones y propiedad personales de aquellos que buscan apropiárselas. Pero el intento del octavo mandamiento es más profundo.

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